Texto constitucional y reforma curricular 2022
Juan Carlos Miranda Arroyo
Encuentro inconsistencias entre documentos en varios niveles de análisis
Abordaré tres puntos durante mi participación en la mesa de análisis que tendremos el próximo miércoles 2 de marzo, con Catalina Inclán y Héctor Morán, en un evento académico organizado por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Unidad Querétaro.
Los puntos son: a) Congruencia entre el texto constitucional y el marco curricular; b) Alcances y limitaciones del modelo curricular alternativo; y c) Contrastes entre los ejes articuladores, campos formativos y práctica docente.
Como sabemos, durante el mes de febrero se ha debatido en medios electrónicos y en diferentes foros el documento denominado: “Marco curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, versión preliminar (1), redactado por el personal técnico de la Dirección General de Desarrollo Curricular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que contiene la propuesta de reforma curricular del actual gobierno del presidente López Obrador.
En esta ocasión y debido al espacio disponible, abordaré brevemente el primer punto: Congruencia entre el texto constitucional y el marco curricular.
Comienzo con decir que hay algunos aspectos de análisis sobre la propuesta curricular para la educación básica en México (2022), que se dan en un plano teórico-conceptual y metodológico; y hay otros que pertenecen al análisis de los contrastes entre la propuesta normativa y las prácticas docentes.
Este punto en particular, (sobre la congruencia entre el texto constitucional y el marco curricular), puede abordarse mediante un análisis comparativo donde destaque (tal como lo ha comentado recientemente la investigadora Catalina Inclán, de la UNAM, en una mesa de análisis), la baja correspondencia entre el texto constitucional (Artículo 3º.) y el texto denominado “Marco curricular” (SEP, 2022). Veamos.
El texto constitucional señala, por ejemplo, lo siguiente: “La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.” (Fragmento del Art. 3º. DOF, 15/05/2019). (Negritas de J.C.M.A.)
El documento denominado “Marco curricular…” (que es un texto de 157 páginas) sólo menciona tres veces el concepto “mejora continua”. Y, en esas tres ocasiones, el término se emplea únicamente para referirse a la Comisión Nacional que lleva ese nombre y que fue creada en 2019. Ello quiere decir que la “mejora continua” no se emplea, en el texto, como un término clave del cuerpo discursivo. ¿Por qué?
Si bien es cierto que el análisis de frecuencias de las palabras clave contenidas en un texto, no es lo más importante para alcanzar su comprensión profunda, es verdad que ese tipo de análisis y sus resultados nos dan una idea acerca de cómo y con qué profundidad se ha desarrollado un concepto, una noción o un proceso.
En otro fragmento, la Carta magna mexicana establece: La Educación que imparta el Estado… “i) Será de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para el desarrollo de su pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad…” (Negritas de J.C.M.A.)
En el documento analizado (“Marco curricular… 2022”) sólo se menciona una vez el concepto referido a “una educación de excelencia”; y no hay ninguna mención al concepto de “logro de aprendizaje” ni al adjetivo de “máximo” (“logro de aprendizaje”), tal como lo señala el texto constitucional, reformado en 2019.
Cabe mencionar que la idea de “máximo logro de aprendizaje” (establecida en el texto constitucional desde la reforma de 2013 y conservada en la reforma vigente, desde 2019), es compatible o se asocia con una interpretación específica del “aprendizaje”, en un nivel teórico y metodológico, que tiene como fundamento, entre otros, al modelo competencial (cuya esencia explicativa radica en la definición de conductas observables, directas o indirectas, con criterios de logro y desempeño). Modelo que ha sido de gran utilidad a los sistemas de evaluación (con instrumentos estandarizados) de estudiantes (aprendizajes escolares) y docentes (perfiles de enseñanza, gestión educativa y medición del desempeño).
En otra parte de su contenido, la Constitución política mexicana (2019) señala: “Los planteles educativos constituyen un espacio fundamental para el proceso de enseñanza aprendizaje. El Estado garantizará que los materiales didácticos, la infraestructura educativa, su mantenimiento y las condiciones del entorno, sean idóneos y contribuyan a los fines de la educación.” (Negritas de J.C.M.A.)
El término “materiales didácticos”, desde el cual se debieran vincular orgánicamente los libros de texto para la educación básica, aparece dos veces en el cuerpo del texto en cuestión (o sea, en el “Marco curricular”): Una vez para referirse a la introducción de las TIC´s en la escuela pública y otra en la parte donde se expone la multiculturalidad. ¿Por qué?
Otros aspectos relevantes
Por otra parte, y como un comentario referido específicamente al contenido de los documentos base de las reformas curriculares, tanto en el nuevo Modelo Educativo (2017) como en la propuesta curricular de la nueva Escuela Mexicana (2022), las autonomías escolares están acotadas. Hay ahí sugerencias de autonomías simuladas o relativas. En otra colaboración profundizaré acerca de este punto.
Lo mismo sucede con las descargas administrativas: Son mencionadas en los documentos base de las propuestas curriculares, pero no se cumplen en la práctica educativa ni pedagógica, a pesar de estar mencionadas en el programa sectorial de educación 2020-2024.
Otro aspecto controvertido de las propuestas curriculares (tanto de 2017 como de 2022), es el que se refiere al intento fallido (en ambos casos) por “aligerar” el currículo recargado. Ese proceso ha pasado por varios momentos: De ser un currículo enciclopédico a otro centrado en las acciones reflexivas, por ejemplo, pero que se ha quedado en un intento no concretado en las prácticas docentes.
Por último, al revisar el concepto o la noción de “aprendizajes escolares” que debiera registrarse en las propuestas curriculares de 2011, 2017 y 2022 (SEP), encuentro inconsistencias en varios niveles de análisis: Con los documentos de algunos organismos internacionales; con el texto constitucional; y con los programas sectoriales. Como tal, en el cuerpo del documento (2022) sólo se refiere a los “aprendizajes” o al “aprendizaje” en general, pero no se hace la precisión necesaria y vinculada con los “aprendizajes escolares”.
¿Cuáles serán los efectos de un diseño curricular base con tantas y significativas inconsistencias en los ámbitos normativo y conceptual? ¿Estamos en la antesala, en México, de dejar atrás al modelo hegemónico “competencial” en materia de diseño curricular, sin sustento legal y sin suficiente fuerza argumentativa? ¿Cómo alinear los preceptos constitucionales, legales y reglamentarios, en materia educativa, con la necesidad de aterrizar una reforma curricular que, efectivamente, llegue a las aulas de la educación básica (es decir, en la educación inicial, preescolar, primaria y secundaria), con amplia participación de las comunidades educativas y nuevos consensos.
Fuente consultada:
(1) SEP (2022) “Marco curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, Subsecretaría de Educación Básica. Dirección General de Desarrollo Curricular. México.
Correo-e: jcmqro3@yahoo.com
Twitter: @jcma23
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Entrevista
Emilio Ribes y el Conductismo en México
Por Juan Carlos Miranda Arroyo
(2018)
Ésta es una conversación con uno de los pioneros de la enseñanza e investigación de la Psicología en México, el doctor Emilio Ribes Iñesta, quien es también uno de los líderes académicos del movimiento “conductista” en México y América Latina. Emilio es autor y coordinador de 24 libros científicos sobre diferentes problemas de la Psicología, así como de más de 300 publicaciones tanto del ámbito científico como de la docencia y la divulgación de la Psicología, en los planos nacional e internacional.
A raíz de la lectura de sus “Remembranzas y reflexiones autobiográficas” (Ribes, 2010a), texto que contiene algunos pasajes de su historia personal, y que marcan la trayectoria histórica de la enseñanza e investigación de la Psicología en México, concerté recientemente esta entrevista con Ribes Iñesta. La conversación tuvo lugar por medios electrónicos (“video llamada”), el sábado 22 de septiembre de 2018, debido a que Emilio vive y trabaja en Xalapa, en la Universidad Veracruzana (UV), México. Como complemento y con la intención de precisar sus ideas, decidí intercalar algunas citas textuales de sus publicaciones.
I
“La Psicología nunca fue parte de mi vocación natural -dice Emilio-. Incluso ya concluidos mis estudios sopesé la posibilidad de dedicarme a la música, una de mis vocaciones de niñez y adolescencia temprana, junto con la química, la arqueología y la diplomacia. Sin embargo, razones coyunturales, entre ellas una película cuyo título guardaré en secreto, me llevaron a inscribirme en la recién fundada carrera de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1960.” (Ribes, 2010a)
-¿Qué película fue Emilio?
-Es una película que vi en la década de los 50, empezaba mi adolescencia, tendría 11 años, algo así. Fue una película que se llamaba “Las tres caras de Eva” (1), con Joanne Woodward, que obtuvo el Oscar, en la categoría de mejor actriz; la esposa de Paul Newman. Se trata de un caso de personalidad múltiple, basado en un libro de dos psiquiatras... que fue el primer reporte de la personalidad múltiple, y que hiciera que el DSM (2) lo incluyera como un desorden de la personalidad... Después se descubrió que el caso fue inventado, simulado, pero, en fin.
“Xalapa fue el periodo más importante de mi vida en todos los sentidos: laboral, personal, social, afectivo y formativo. Sin lugar a dudas, en Xalapa consolidé una actitud frente a la Psicología que ha caracterizado mi posterior andar por la disciplina. Sin embargo, debo destacar que también fue un periodo de transición difícil, complejo, y que requirió de un gran esfuerzo de aprendizaje y de adaptación a mi nuevo papel de profesor, en circunstancias en las que todos mis alumnos eran mayores que yo.” … “Impartir clases me ofreció la posibilidad de profundizar en las diferentes versiones de la teoría del condicionamiento y, progresivamente, adoptar como marco teórico a la posición formulada por O.H. Mowrer en 1960 en sus dos obras Learning theory and behavior y Learning theory and the symbolic processes. Mowrer resolvía los problemas lógicos de la teoría de Hull-Spence, a la vez que abordaba de manera sistemática los problemas de la cognición y las interacciones sociales. Me convertí en un conductista, e inicié mis primeros estudios experimentales (con Serafín Mercado, Florente López y Francisco Barrera) intentando examinar fenómenos de la percepción y la categorización en términos de procesos de reforzamiento. En 1966 invitamos a O.H. Mowrer a ofrecer unas conferencias en la universidad, y le siguieron otros distinguidos académicos como Teodoro Ayllon, Sidney W. Bijou, Harry Harlow y Daniel E. Berlyne.” (Ribes, 2010a, p. 36 y 38)
-¿Por qué el grupo pionero de psicólogos mexicanos decide continuar su formación y especialización, a mediados de la década de los 60, en la tradición psicológica americana (en Estados Unidos y Canadá)?
-Bueno, había dos grandes tradiciones de Psicología experimental: la alemana que era sajona, y la americana e inglesa, que eran anglo. En Europa no había una tradición experimental de la Psicología, lo que tenían era más bien una tradición especulativa, sobre todo en los países de lenguas romances. La tradición rusa desarrolló también la Psicología experimental, porque muchos de esos psicólogos se formaron en Alemania. (Brentano fue en realidad el iniciador de la Psicología, no W. Wundt, como dicen). Lo mismo ocurrió con la escuela fenomenológica y la Gestalt, que después se desplazaron a EU.
La gran influencia de la Psicología experimental del siglo XX tiene que ver con el pensamiento darwinista, y ese caló profundamente en Inglaterra y en Estados Unidos. El conductismo surge como una preocupación por realizar estudios de los procesos que tienen que ver con la adaptación; de estudiar y analizar la continuidad entre el animal y el hombre. De hecho, un gran libro poco conocido de John B. Watson, publicado en 1914, fue “Una Introducción a la Psicología Comparada”. (creo que Watson es más interesante que Skinner) ... Así empieza el conductismo, de hecho, como un conjunto de estudios de Psicología comparada, como estudios del comportamiento a nivel del análisis evolutivo de las distintas especies... La Psicología como ciencia fue un invento anglosajón... Así ocurrió esta influencia de la tradición experimental en México, por nuestra cercanía; porque tenemos frontera con EU, esa fue la razón. Quizá si hubiéramos estado más lejos, no hubiera sucedido así.
-Retomemos el contexto histórico de esos primeros años de la Psicología en nuestro país ¿Cómo fue tu participación en el movimiento estudiantil del 68?
-La primera protesta pública la realizamos en Xalapa, los profesores y estudiantes de la Universidad Veracruzana, a través de un desplegado que publicamos en el periódico Excélsior, un día después del “bazucazo” de la Prepa de la UNAM, en San Ildefonso (eso fue en julio). Entonces la protesta, en la Facultad de Ciencias, en Economía, en Arquitectura, en Filosofía y Letras, en general de los universitarios veracruzanos fue anterior a la protesta de los universitarios de la UNAM, en 1968. En ese tiempo estuve activo en algunas manifestaciones, en Xalapa. Recuerdo que el ejército cerró la universidad por unos días. Hubo algunos detenidos. Giraron una orden de aprehensión en mi contra, pero después las autoridades se desistieron de detenerme, gracias a la intervención del secretario del gobierno estatal, que era padre de la esposa de Arturo Bouzas.
-Aunque ustedes lo propusieron en los años 60 ¿Por qué la UNAM no ha creado un instituto nacional de investigaciones psicológicas?
-Voy a tratar de ser comedido en este tema. El doctor Ignacio Chávez, rector de la UNAM en esa época, nos dijo que todavía no había psicólogos, es decir, el personal académico capacitado, formado o preparado como para realizar investigaciones psicológicas. Había médicos especializados en Neurofisiología, pero psicólogos, no. Y, pues, le tuvimos que dar la razón al rector, a pesar de que nos rompía el sueño estudiantil.
-Pero en los años 80, en los 90 ya había psicólogos preparados para desarrollar investigación científica...
-Le sigo dando la razón al rector Chávez... Porque... bueno, lamentablemente, y no solo es un problema de la UNAM, sino que es un problema de la disciplina, con algunas variantes en cada uno de los países, pero es una condición global de la disciplina. Es decir, la Psicología no acaba de concretarse como una ciencia consensuada, con claridad, donde haya un corpus compartido de supuestos, de objetivos, de metodología... En ese sentido somos una disciplina sui generis, a ninguna otra ciencia le pasa eso. Ni siquiera al desorden que representan las llamadas “ciencias sociales”, que en realidad es una sola ciencia; (yo le llamo ciencia “histórico-social”), a la que no le pasa lo mismo que a la Psicología... Los científicos sociales tienen un desorden, una diversidad y todo eso, pero tienen más o menos un acuerdo general sobre lo que entienden por “lo social”. Los psicólogos no distinguimos “lo que es psicológico” de lo que no lo es... Ese es el problema. De hecho, tú pones a hablar a cuatro psicólogos a conversar sobre Psicología, y hablan de cosas distintas... Y no es un problema de dialecto, de que estemos hablando en lenguajes distintos, no. Hablamos de cosas distintas.
-¿La Psicología se “biologizó” durante algún tiempo y recientemente se ha “sociologizado”?
-Sí, y se ha “economizado”; hay modelos “economicistas” neoliberales metidos en la Psicología en la actualidad; la “Psicología Clínica” sigue diversificándose…hay mucho misticismo, lamentablemente... Incluso hay gente que está haciendo modelos, hoy en día, basados en Mindfulness (atención o conciencia plena) como Psicología... ¿Qué es eso? !!!
II
-¿En qué momento y cómo se inicia el movimiento conductista en México?
- “…Primero, junto con algunos compañeros del grupo y otros más interesados en la psicología experimental, formamos un seminario autoformativo basado en el recién traducido libro de E. Hilgard: Teorías del Aprendizaje. Fue nuestro primer contacto con la teoría del condicionamiento y con las complejas de teorías de Hull y Spence, entre otros. Segundo, me incorporé a un proyecto de investigación transcultural sobre formación de conceptos en niños, coordinado por Riley Gardner, de la Fundación Menninger en Kansas. Mi primer contacto con la investigación fue colaborando en el experimento de tesis recepcional de Serafín Mercado. Nos trasladamos por varios días a Guadalajara en 1962, y aplicamos la prueba de Clasificación de Objetos de Goldstein, modificada por Riley Gardner. Dicho estudio formaba parte de un intento de obtener evidencia experimental, a partir del concepto de control cognoscitivo desarrollado por George Klein, respecto de lo que Rapaport y otros denominaron la “esfera libre de conflicto del Yo”. Se planteaba la posibilidad de integrar la teoría psicoanalítica del Yo, los estudios sobre control cognoscitivo, y los avances recientes sobre el funcionamiento del sistema nervioso central y la teoría del aprendizaje. Participar en dicho proyecto, estimuló mi interés por la teorización psicológica y, como consecuencia, realicé mi tesis recepcional, supervisado por Riley Gardner, sobre el problema de la atención selectiva en el control cognoscitivo.” (Ribes, 2010a, p. 38)
-“…Los miembros del Grupo Xalapa, como se nos conoció, nos habíamos convertido en los psicólogos mejor informados sobre cada uno de nuestros campos de especialización. Fue el momento de consolidar dicha formación cursando posgrados en el extranjero y, en mi caso, opté por estudiar con D.E. Berlyne, en la Universidad de Toronto. Berlyne era una figura particularmente atractiva porque conjugaba el conocimiento de la teoría del aprendizaje (incluyendo a Mowrer), con una erudición sorprendente sobre la psicología soviética, la neurofisiología moderna y su interés por la conducta epistémica y la integración de las aportaciones de Piaget.” (Ribes, 2010a)
-Han pasado muchos años de esos trabajos pioneros ¿aún consideras que la Psicología no es una profesión?
-Llevo casi 40 años diciendo eso, lo que pasa es que casi nadie me hace caso. Eso lo dije por primera vez en 1980. De hecho el plan de estudios de la licenciatura (en Psicología) en Iztacala (UNAM) está formulado sobre esa base. Es decir, de que la Psicología es una disciplina… no puede ser dos cosas a la vez: O es disciplina científica o es profesión… Las dos cosas no pueden ser… ¿No pueden ser por qué? Porque persiguen objetivos distintos y se basan en criterios de conocimiento distintos. Las ciencias empíricas, -y no hablo de las ciencias formales (como la Matemática, la Lógica, la Cibernética), cuyo criterio es la demostración y están basadas sobre objetos puramente convencionales, pero no tratan con la realidad empírica… Pueden ser usados para representar la realidad empírica, pero no tratan con la realidad empírica… son “juegos” complejos, en el mejor sentido de la palabra-. Las ciencias empíricas, en cambio, tienen que ver con el mundo. Con nuestras prácticas cotidianas, como seres sociales, (donde se analiza) cómo nos relacionamos con el mundo y entre nosotros. Ese es el origen de las ciencias empíricas. Cada ciencia empírica corta un segmento, que se supone que tiene ciertas propiedades funcionales al otro. Y se van estableciendo. Pero todas tienen que ver con ese mundo de la práctica compartida. Todas surgen del lenguaje ordinario. El fundamento de las ciencias empíricas es el mundo tal como hablamos y practicamos acerca de él. No hay otro mundo.
Han surgido así, históricamente, las ciencias empíricas, que a veces se unen y a veces se separan… Ahí está la Física, la Química, la Biología (que hoy es Bioecología; ya no es el individuo sino el hábitat lo que les interesa; lo que estudia el biólogo es la evolución del hábitat y dentro de éste, las especies)… La ciencia histórica social, que están articuladas porque es la ciencia de las formaciones sociales, que también cambian… Karl Marx se encargó de demostrar, -y esa fue su gran contribución-, que las ciencias sociales están siempre entrelazadas o articuladas… A ello también contribuyó Max Weber… La Lingüística también es una ciencia empírica, que justamente trata sobre lo que nos hace humanos: el lenguaje… Y luego está la Psicología, que es la única disciplina –ese es el punto, ese es el problema de fondo-, que no tiene sustancia, no hay entidad… Los físicos te dicen: “los cuerpos” (como entidad); los químicos te hablan de las sustancias; los biólogos te pueden demostrar todo tipo de entidades vivas; los científicos sociales te pueden mostrar las distintas formaciones sociales, puedes ver las ciudades antiguas, en fin… Los únicos que no podemos señalar dónde está lo psicológico, somos los psicólogos… No hay entidad… Y es que “lo psicológico” es una relación entre entidades… Es la única ciencia que trata de relaciones funcionales entre entidades y la relación funcional de lo psicológico… ¿Cómo abordaron históricamente esto los psicólogos? Inventando “la mente”… “La mente” era la sustancia de “lo psicológico”. Era darle una entidad a “lo psicológico”… Ahora bien, cuando la gente dice: ¿Dónde están los problemas “de la mente”?... “Es difícil identificar una entidad que no tiene espacio, empíricamente”… ¡¡¡ Ah bueno, el espacio está en el cerebro !!! Entonces hay toda esa reducción… Así, todo mundo dice: “la mente es la función superior del cerebro”, seas biologicista o no lo seas… ¡¡¡ Eso es un absurdo !!! … Ahí hay entonces un serio problema de definición del objeto de estudio, y que explica la condición de la Psicología, históricamente.
Lo que hacen las ciencias empíricas es abstraerse de la práctica compartida social, del lenguaje ordinario, es decir, del sentido común. El sentido común es todo aquello que compartimos que tiene sentido. No es nada racional… La ciencia abstrae las cosas concretas (la Física no estudia pelotas particulares) y busca propiedades compartidas entre ellos; y esa abstracción, analítica, de las propiedades compartidas es lo que llamamos “el objeto de estudio de las ciencias” (como estudiar “el estado de la materia”, “los procesos metabólicos”, por ejemplo)… Abstracciones no quiere decir que sean inventos, son abstracciones… Quiere decir que te apartas de lo concreto para identificar cosas que unen a los distintos concretos, y que en la práctica ordinaria no son relevantes, no son pertinentes.
Las profesiones, en cambio, tienen que ver con la “interdisciplina”… ¿Qué es la interdisciplina? Es cuando distintos tipos de conocimientos (disciplinas científicas, tecnológicas, las prácticas ordinarias, las artesanías, las técnicas no formales, etc.), confluyen para resolver un conjunto de problemas sociales… La salud es un campo interdisciplinario; la educación es un campo interdisciplinario… el urbanismo, es otro; la ecología como conservación del medio ambiente urbano y natural, es un campo similar… La Pedagogía, por otra parte, es una forma de justificar ciertos supuestos sobre un campo interdisciplinario, que es la educación… La Pedagogía es la forma ideologizada de la interdisciplina llamada “educación”. La Pedagogía no es una ciencia… La administración es una interdisciplina… Ahí, en las interdisciplinas, lo que determina qué se hace es el campo de problemas sociales… No lo hace ninguna de las disciplinas en particular. Y cada disciplina o campo de problemas sociales interviene e intersecta una con otra, en términos de lo que puede aportar o en qué contribuir a resolver los problemas sociales.
Por lo tanto, la Psicología tiene sentido en el ámbito de la aplicación del conocimiento en el campo de distintas interdisciplinas (como en la educación, la ecología o en la salud), pero la Psicología no es una interdisciplina. No hay problemas “psicológicos”. ¡¡¡ Eso no existe !!! … Lo que llamamos “problemas psicológicos” se han inventado como problemas de la “salud mental”. Que no hay ni “salud”, ni hay “mental”, pero bueno, eso dicen… Los problemas que la gente refiere como “psicológicos” son en realidad problemas interpersonales… Son problemas entre las personas, y los problemas entre personas son problemas morales. Ahí no hay ninguna profesión que resuelva. Los únicos que pueden resolver los problemas que existen entre las personas, son las mismas que enfrentan los problemas.
III
-¿Ya no optarías por crear una nueva licenciatura en Psicología (como en los años 70´s), sino más bien propondrías un programa de formación en “Ciencias del Comportamiento”?
-De hecho, escribí un artículo en términos de análisis de los niveles técnicos del conocimiento científico, que serviría como base para la estructura de un currículo de la Psicología, a nivel de licenciatura. Implica, primero, reconocer los fenómenos psicológicos de las prácticas del lenguaje ordinario (y no me refiero a la Etnolingüística). Aquello que constituye nuestra forma de vida. Cómo hablamos acerca de las cosas, independientemente de qué lengua hablamos y de qué grupo social somos o a qué grupo social pertenecemos. (Obviamente, esto está muy influido por Ludwig Wittgenstein). Lo primero que vamos a ver es que sólo una parte de los fenómenos del lenguaje ordinario, tienen que ver con lo que llamamos “fenómenos psicológicos”. Aquellos grupos de episodios, en las prácticas del lenguaje ordinario, en las que utilizamos cierto tipo de expresiones o palabras que la gente, los filósofos de la “mente”, han denominado “conceptos mentales”: cuando hablas de “recordar”, de “pensar”, de “sentir”, cuando hablas de “imaginar”, cuando hablas de “razonar”, de “decidir”, cuando hablas de que “tienes un conflicto”, todo ese tipo de cosas… Lo que ha hecho la Filosofía de la Psicología tradicional es suponer que cuando usas esas palabras, estás reportando algo que te ocurre adentro. Que estás denotando algo que haces “adentro”, pero no estás denotando nada, estás hablando con otro. Y el fenómeno psicológico es el hablar con el otro. No estás reportando nada ni informando acerca de nada. Esa es la concepción agustiniana del lenguaje, pero el lenguaje no funciona denotativamente. El lenguaje no funciona así. Si el lenguaje fuera denotativo, no podríamos comunicarnos. Sería redundante.
Nunca estamos hablando de lo que estamos viendo. Hablamos de lo que no estamos viendo. Hablamos de lo que queremos que el otro entienda. Estamos hablando de lo que esperamos que ocurra con otro o en otro lugar. Y solo hablamos para otro. Hablamos para nosotros bajo condiciones especiales y cuando aprendemos a hacerlo. Pero normalmente siempre hablamos con alguien sobre algo. Pero el “algo” es porque hablamos con alguien. No el “alguien” porque hablamos de algo.
“El lenguaje no consiste en “fonar” sonidos relativamente articulados o en realizar gestos, acciones que compartimos con otras especies animales. El lenguaje constituye un sistema reactivo cuyas morfologías se establecen arbitrariamente por convención y, a partir de ello, permiten actuar a distancia de los objetos y acontecimientos, sin necesidad de entrar en contacto directo con ellos. Además, dichas formas de comportamiento convencional, que siempre forman parte de una práctica respecto de algo y/o alguien, pueden tener lugar en ausencia de los objetos, acontecimiento y/o personas ante los que originalmente se estableció su uso. El lenguaje, aunque surge como y constituye una práctica de los humanos, trasciende una mera dimensión de actividad. Recurriendo a la multicitada frase de Wittgenstein (1953), imaginar un lenguaje es imaginar una forma de vida. Una forma de vida no sólo representa lo que se hace, sino el sentido de lo que se hace y el sentido con que se hace, el sentido o significado que tienen las cosas, las conductas, las personas y las circunstancias. El lenguaje no es una representación simbólica del mundo, sino que el lenguaje estructura y delimita el mundo significativo como práctica compartida. Anteriormente (Ribes, 1993; 2006), he señalado que el lenguaje no es una forma de comportamiento, sino que más bien el comportamiento humano es el contenido funcional del lenguaje como forma de vida.” (Ribes, 2015)
“Los términos y expresiones psicológicas no son difíciles de identificar en el lenguaje ordinario. De hecho, dichos términos y expresiones han sido, equivocadamente, adoptados por las distintas psicologías existentes como su propio vocabulario técnico, suponiendo que hacen referencia a fenómenos que ocurren y que no pueden ser observados directamente por otro diferente al protagonista y “depositario” de dichos acontecimientos o entidades. Sentir, percibir, imaginar, pensar, razonar, ver, recordar, tener conciencia de, emocionarse, entender, y otros más forman parte del inventario de términos psicológicos, así como las expresiones que los incluyen implícita o explícitamente de las más diversas maneras: “se me ocurre que...”, “me afectó muchísimo”, “me siento triste”, “no puedo decidirme...”, y un número casi infinito de expresiones cotidianas.” (Ribes, 2010b)
Entonces a la conclusión a la que llego es que los fenómenos psicológicos son solo una pequeña porción de los fenómenos del lenguaje ordinario. Lo que llamamos comportamiento individual, no todo es comportamiento psicológico. La mayor parte es comportamiento social. Comportamiento entre individuos. Y todo aquel comportamiento entre individuos que está articulado en episodios que puedas identificar, como referencia, a uno de los dos individuos como núcleo articulador, eso es psicológico. Algunos momentos del sueño tienen carga psicológica, no todos. Lo demás es simplemente conducta biológica. Y en estado de vigilia, que es un proceso diferente, solo una pequeña porción de los episodios, son psicológicos.
“Lo psicológico” es una fenomenología empírica, para la ciencia, pero que es intermitente, discontinua. Y que siempre ocurre anclada entre dos entidades: biológica y social. Pero “lo psicológico” no se reduce a ninguna de ellas... Lo psicológico solo ocurre como “algunas”, al-gu-nas, de las relaciones que se dan entre esas dos anclas.
-¿Podrías afirmar, Emilio, que el producto de tu trabajo de investigación en Psicología, durante los últimos 40 años, ha sido fijar, delimitar o definir las coordenadas de “lo psicológico”, es decir, de lo que se denomina “científicamente” como fenómenos “psicológicos”?
-Sí. Mi principal preocupación es que si no puedes identificar (o definir) lo psicológico no puedes hacer una ciencia de ello. Ese es el problema central de la Psicología… Es de tal gravedad el problema, que los psicólogos tienen un menú psicológico “de términos a la carta”, que es amplísimo, y ahora esos términos los vuelven técnicos… o los convierten en términos operacionales o con base en el lenguaje ordinario. Pero la ciencia no opera así… Wittgenstein lo decía con mucha claridad: “La Psicología tiene métodos experimentales y confusión conceptual”. Lo que hace falta a la Psicología como ciencia, es trascender los límites del lenguaje ordinario y crear una propuesta científica, con una definición del objeto de estudio que, lógicamente, no dependa del lenguaje ordinario.
-¿Qué propones para acabar con el “eclecticismo” en la enseñanza de la Psicología?
-“Un primer paso en el desarrollo de un programa formativo de psicólogos sería hacer explícito el reconocimiento del dominio fenomenológico de la disciplina en las prácticas del lenguaje ordinario, así como lo hacen otras ciencias respecto del mundo cotidiano que se proponen examinar y entender en términos distintos a los del conocimiento práctico e informal. Este paso inicial representa, sin embargo, aceptar tres criterios como punto de partida. Primero, que los fenómenos psicológicos tienen lugar como episodios entre personas que incluyen siempre expresiones cotidianas, cuyo sentido lo da la circunstancia. Las ocurrencias de palabras aisladas con significación “mental” no constituyen reportes de ocurrencias en ámbitos diferentes y no denotan propiedades o características de dichas ocurrencias o entidades supuestas. Segundo, que los términos psicológicos solo tienen sentido, como componentes de un episodio, en la medida en que forman parte de una expresión. Por ello, el sentido del término lo da la expresión en circunstancia o contexto. De este modo, los términos psicológicos o “mentales” no tienen sentido por si solos, no significan nada o, para decirlo en otras palabras, son multívocos, es decir, tienen tantos sentidos o significados como expresiones episódicas puedan tener lugar en circunstancias diferentes. Tercero, en la medida en que las palabras por sí solas carecen de significado, expresiones ordinarias con términos distintos pueden ser funcionalmente equivalentes o semejantes, mientras que expresiones con el mismo término incluido pueden tener sentidos distintos. Por ello, los términos psicológicos per se no denotan la circunstancia o episodio en que ocurre el fenómeno, sino que ni siquiera constituyen palabras “índice” de dichas circunstancias.” (Ribes, 2010b)
El problema del “eclecticismo” en la enseñanza de la Psicología se agravó con los intentos de los psicólogos por operacionalizar los términos tomados del lenguaje ordinario... creen que al definir operacionalmente una tarea la vuelven un fenómeno objetivo... ¡¡¡ Eso es absurdo !!!
"Una teoría científica de la psicología debe partir del reconocimiento explícito de que su campo de estudio no está constituido por entidades sino por fenómenos que tienen lugar como relaciones entre entidades, en circunstancias o situaciones determinadas. Las entidades, individuos y/o objetos, se relacionan en el marco de dimensiones fisicoquímicas, ecológicas y/o culturales, y dichas relaciones ocurren influidas por factores variantes en la situación y con base en una historia particular de relaciones pertinente. La delimitación de lo psicológico como una relación, excluye automáticamente cualquier referencia a la distinción interno-externo, y obliga a reconocer, en este nivel de especificidad, a los condicionantes limítrofes de dichas relaciones, en los dominios de lo fisicoquímico, lo biológico y lo social-lingüístico. Esto último debe realizarse sin introducir las lógicas particulares de los correspondientes dominios de dichas disciplinas. De igual manera, aunque lo psicológico se identifica a partir de los fenómenos constituyentes del lenguaje ordinario, su ámbito de existencia no se restringe al ser humano. La teoría científica de la psicología debe delimitar el espacio filogenético al que se pueden aplicar sus categorías y los argumentos para hacerlo, caracterizando las propiedades que definen a lo psicológico como relación en circunstancia. Para ello es necesario distinguir a la reactividad psicológica, componente imprescindible de la relación, de la reactividad biológica. En este sentido, puede resultar paradigmática la caracterización realizada por Kantor (1924) de las reacciones psicológicas como variables, diferenciables, modificables, integrables, demorables e inhibibles. Una vez establecida la lógica categorial del sistema teórico, se requiere formular una taxonomía que, a diferencia de la de la historia natural, distinga tipos generales de fenómenos. En el caso de la psicología se tiene que distinguir entre tipos de relaciones individuo-objeto y/o entidad en circunstancia, con base en criterios que permitan identificar formas cualitativas generales de relaciones, a la vez que se analizan cuantitativamente sus procesos funcionales...” (p. 60)
… Eso implica toda una discusión sobre la historia natural (social) de los conceptos “psicológicos” y, junto con ello, de la historia de la construcción del concepto de “lo individual” … Que tiene que ver con la historia misma del concepto de Estado...
-Regreso al tema de la educación superior, Emilio ¿Qué pasó en Iztacala (UNAM)?
-Tú lo sabrás mejor que yo (risas)…(3) El proyecto sufrió muerte cerebral en 1982… Es uno de los problemas que presentan todas o casi todas las instituciones educativas… El ejército, las instituciones de salud, la iglesia, junto con la escuela son los cuatro baluartes del conservadurismo a nivel social… Aunque ésta última debería de ser una institución de cambio, es conservadora… La UNAM es una institución extremadamente grande... con una serie de camisas de fuerza impuestas, que vienen históricamente… Donde las decisiones se toman a partir de criterios no educativos, sino la mayoría de las veces a partir de criterios administrativos… o con criterios de orden político… la Universidad Nacional, como una institución del Estado mexicano, que se regula políticamente, como una institución de poder público, tiene siempre campos abiertos a la negociación. Es una característica del sistema político mexicano que no tienen otros… Por lo tanto, Iztacala (antes ENEP, hoy FES), se fundó como una circunstancia, de manera fortuita, con negociación afortunada… En realidad, no había un proyecto estructurado por parte de la UNAM cuando se dio origen a las Escuelas Nacionales, aunque algunos creían que había un proyecto modernizador, un “proyecto del imperialismo yanqui”... Pero en realidad eso fue una historia de improvisación… A Iztacala le iba a suceder lo mismo que le pasó a (la ENEP, hoy FES) Zaragoza, que es un desastre...
-Recuerdo que hace tiempo decías que, en el caso de las ENEP, “primero se construyeron los edificios y luego se crearon los programas educativos”…
-Sí. No había profesores, no había nada… Era una política de “aumentar la oferta educativa” sin tener personal académico… En ese tiempo dominaba el modelo tradicional, en la UNAM, de que los profesionales libres podrían impartir algunas clases... Era un honor para ellos trabajar por unas cuantas horas como docentes... Por lo tanto, en esa época no había plazas de profesores de tiempo completo (la única plaza de tiempo completo que había en la carrera de Psicología, en Iztacala, era la de Edgar Galindo) ... En Iztacala, al iniciar, se tuvieron que compactar horas sueltas, de los bancos generales de horas, para convertirlas en plazas de tiempo completo, definitivas... Tuvimos que contratar a pasantes de la carrera de Psicología, de la Facultad en CU (donde había por cierto una “Vecindad de Egos” pero que, académicamente, era y es muy mediocre); pero seleccionamos a los pasantes que contaban con una cierta formación, con cierto interés en la Psicología experimental, y educarlos en una nueva forma de hacer prácticas docentes... Algo diferente a la realización solo de conferencias y exámenes semestrales... Entonces iniciamos con las tutorías, seminarios, prácticas de laboratorio, en fin, con un currículo dinámico... con grupos no mayores de 30 estudiantes, cuando las aulas estaban construidas para 60 y con mesabancos fijos... A pesar de todas esas dificultades, las dos primeras generaciones de egresados de Psicología, en Iztacala, han sido los mejor preparados de la UNAM... No se dieron cuenta que se quedaron con la “joya” que, en vez de tallarla o pulirla, prácticamente la pulverizaron...
-He leído que has escrito sobre temas educativos ¿Cuál es tu visión del concepto de competencias en educación? ¿Tienes influencia chomskiana en ello?
-El primero que habló de “competencias” fue White en los años 50, no Chomsky... Y lo aplicó al análisis de conducta animal... Es un término del lenguaje ordinario... Desde 1985 hablo del concepto de competencias... Para mí, es un concepto de interfase entre la teórica básica y el campo interdisciplinario... El concepto de aprendizaje lo podemos articular con la noción de inteligencia, a través del concepto de “competencia” ... Luego lo abordo con un sentido funcional y desarrollo una clasificación de las competencias: 5 tipos generales de ellas... Después surgieron toda clase de nociones de competencias (con fuerte influencia comercial), sin un sentido, sin una definición en términos de logros (en ese sentido, pienso que es absurdo hablar de competencias como “Pensamiento Crítico”, por ejemplo)...
-Por último ¿Cuál es tu visión sobre el futuro de la Psicología científica en México?
-El futuro es negro… siguen existiendo los mismos problemas que existían en 1960 cuando yo empecé a estudiar Psicología... Hay más confusión que la que había hace 58 años... Y eso se debe a la mercantilización de la ciencia como conocimiento que se explota... hay congresos de todo en todas partes... hay mucha mediocridad tanto en México como el mundo. A la Psicología científica ya no le veo mucha salida. Es algo que se da en casi todas las ciencias. Desde 1970 no se ha dado nada teóricamente sensato ni significativo.
Fuentes consultadas:
Ribes, Emilio. (2010a). Remembranzas y reflexiones autobiográficas. Revista de Historia de la Psicología. Vol. 31(1), 31-50.
Ribes, Emilio. (2010b). Lenguaje ordinario y lenguaje técnico: un proyecto de currículo universitario para la Psicología. Revista Mexicana de Psicología, Vol. 27(1).
Ribes, Emilio. (2015). En busca de una teoría de la conducta radicalmente psicológica: Respuesta a Marino Pérez. Acta Comportamentalia. Vol. 23(1), 25-33.
Notas:
(1) “Las tres caras de Eva”, es una película estadounidense de drama y misterio de 1957, adaptada de un libro publicado por los psiquiatras Corbett H. Thigpen y Hervey M. Cleckley, quienes también ayudaron a escribir el guion. La película está dirigida por Nunnally Johnson y protagonizada por Joanne Woodward, David Wayne, Lee J. Cobb, Nancy Kulp y Alistair Cooke. (WP)
(2) Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (“DSM” por sus siglas en inglés, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders).
(3) Cabe mencionar que fui alumno de Emilio en la licenciatura en Psicología, en Iztacala, UNAM, entre 1980 y 1981.
Entrevista
Emilio Ribes y el Conductismo en México
Juan Carlos Miranda Arroyo[1]
[1] Profesor titular de tiempo completo de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro. México. Correo-e: jcmqro3@yahoo.com
Ésta es una conversación con uno de los pioneros de la enseñanza e investigación de la Psicología en México, el doctor Emilio Ribes Iñesta, quien es también uno de los líderes académicos del movimiento “conductista” en México y América Latina. Emilio es autor y coordinador de 24 libros científicos sobre diferentes problemas de la Psicología, así como de más de 300 publicaciones tanto del ámbito científico como de la docencia y la divulgación de la Psicología, en los planos nacional e internacional.
A raíz de la lectura de sus “Remembranzas y reflexiones autobiográficas” (Ribes, 2010a), texto que contiene algunos pasajes de su historia personal, y que marcan la trayectoria histórica de la enseñanza e investigación de la Psicología en México, concerté recientemente esta entrevista con Ribes Iñesta. La conversación tuvo lugar por medios electrónicos (“video llamada”), el sábado 22 de septiembre de 2018, debido a que Emilio vive y trabaja en Xalapa, en la Universidad Veracruzana (UV), México. Como complemento y con la intención de precisar sus ideas, decidí intercalar algunas citas textuales de sus publicaciones.
I
“La Psicología nunca fue parte de mi vocación natural -dice Emilio-. Incluso ya concluidos mis estudios sopesé la posibilidad de dedicarme a la música, una de mis vocaciones de niñez y adolescencia temprana, junto con la química, la arqueología y la diplomacia. Sin embargo, razones coyunturales, entre ellas una película cuyo título guardaré en secreto, me llevaron a inscribirme en la recién fundada carrera de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1960.” (Ribes, 2010a)
-¿Qué película fue Emilio?
-Es una película que vi en la década de los 50, empezaba mi adolescencia, tendría 11 años, algo así. Fue una película que se llamaba “Las tres caras de Eva” (1), con Joanne Woodward, que obtuvo el Oscar, en la categoría de mejor actriz; la esposa de Paul Newman. Se trata de un caso de personalidad múltiple, basado en un libro de dos psiquiatras... que fue el primer reporte de la personalidad múltiple, y que hiciera que el DSM (2) lo incluyera como un desorden de la personalidad... Después se descubrió que el caso fue inventado, simulado, pero, en fin.
“Xalapa fue el periodo más importante de mi vida en todos los sentidos: laboral, personal, social, afectivo y formativo. Sin lugar a dudas, en Xalapa consolidé una actitud frente a la Psicología que ha caracterizado mi posterior andar por la disciplina. Sin embargo, debo destacar que también fue un periodo de transición difícil, complejo, y que requirió de un gran esfuerzo de aprendizaje y de adaptación a mi nuevo papel de profesor, en circunstancias en las que todos mis alumnos eran mayores que yo.” … “Impartir clases me ofreció la posibilidad de profundizar en las diferentes versiones de la teoría del condicionamiento y, progresivamente, adoptar como marco teórico a la posición formulada por O.H. Mowrer en 1960 en sus dos obras Learning theory and behavior y Learning theory and the symbolic processes. Mowrer resolvía los problemas lógicos de la teoría de Hull-Spence, a la vez que abordaba de manera sistemática los problemas de la cognición y las interacciones sociales. Me convertí en un conductista, e inicié mis primeros estudios experimentales (con Serafín Mercado, Florente López y Francisco Barrera) intentando examinar fenómenos de la percepción y la categorización en términos de procesos de reforzamiento. En 1966 invitamos a O.H. Mowrer a ofrecer unas conferencias en la universidad, y le siguieron otros distinguidos académicos como Teodoro Ayllon, Sidney W. Bijou, Harry Harlow y Daniel E. Berlyne.” (Ribes, 2010a, p. 36 y 38)
-¿Por qué el grupo pionero de psicólogos mexicanos decide continuar su formación y especialización, a mediados de la década de los 60, en la tradición psicológica americana (en Estados Unidos y Canadá)?
-Bueno, había dos grandes tradiciones de Psicología experimental: la alemana que era sajona, y la americana e inglesa, que eran anglo. En Europa no había una tradición experimental de la Psicología, lo que tenían era más bien una tradición especulativa, sobre todo en los países de lenguas romances. La tradición rusa desarrolló también la Psicología experimental, porque muchos de esos psicólogos se formaron en Alemania. (Brentano fue en realidad el iniciador de la Psicología, no W. Wundt, como dicen). Lo mismo ocurrió con la escuela fenomenológica y la Gestalt, que después se desplazaron a EU.
La gran influencia de la Psicología experimental del siglo XX tiene que ver con el pensamiento darwinista, y ese caló profundamente en Inglaterra y en Estados Unidos. El conductismo surge como una preocupación por realizar estudios de los procesos que tienen que ver con la adaptación; de estudiar y analizar la continuidad entre el animal y el hombre. De hecho, un gran libro poco conocido de John B. Watson, publicado en 1914, fue “Una Introducción a la Psicología Comparada”. (creo que Watson es más interesante que Skinner) ... Así empieza el conductismo, de hecho, como un conjunto de estudios de Psicología comparada, como estudios del comportamiento a nivel del análisis evolutivo de las distintas especies... La Psicología como ciencia fue un invento anglosajón... Así ocurrió esta influencia de la tradición experimental en México, por nuestra cercanía; porque tenemos frontera con EU, esa fue la razón. Quizá si hubiéramos estado más lejos, no hubiera sucedido así.
-Retomemos el contexto histórico de esos primeros años de la Psicología en nuestro país ¿Cómo fue tu participación en el movimiento estudiantil del 68?
-La primera protesta pública la realizamos en Xalapa, los profesores y estudiantes de la Universidad Veracruzana, a través de un desplegado que publicamos en el periódico Excélsior, un día después del “bazucazo” de la Prepa de la UNAM, en San Ildefonso (eso fue en julio). Entonces la protesta, en la Facultad de Ciencias, en Economía, en Arquitectura, en Filosofía y Letras, en general de los universitarios veracruzanos fue anterior a la protesta de los universitarios de la UNAM, en 1968. En ese tiempo estuve activo en algunas manifestaciones, en Xalapa. Recuerdo que el ejército cerró la universidad por unos días. Hubo algunos detenidos. Giraron una orden de aprehensión en mi contra, pero después las autoridades se desistieron de detenerme, gracias a la intervención del secretario del gobierno estatal, que era padre de la esposa de Arturo Bouzas.
-Aunque ustedes lo propusieron en los años 60 ¿Por qué la UNAM no ha creado un instituto nacional de investigaciones psicológicas?
-Voy a tratar de ser comedido en este tema. El doctor Ignacio Chávez, rector de la UNAM en esa época, nos dijo que todavía no había psicólogos, es decir, el personal académico capacitado, formado o preparado como para realizar investigaciones psicológicas. Había médicos especializados en Neurofisiología, pero psicólogos, no. Y, pues, le tuvimos que dar la razón al rector, a pesar de que nos rompía el sueño estudiantil.
-Pero en los años 80, en los 90 ya había psicólogos preparados para desarrollar investigación científica...
-Le sigo dando la razón al rector Chávez... Porque... bueno, lamentablemente, y no solo es un problema de la UNAM, sino que es un problema de la disciplina, con algunas variantes en cada uno de los países, pero es una condición global de la disciplina. Es decir, la Psicología no acaba de concretarse como una ciencia consensuada, con claridad, donde haya un corpus compartido de supuestos, de objetivos, de metodología... En ese sentido somos una disciplina sui generis, a ninguna otra ciencia le pasa eso. Ni siquiera al desorden que representan las llamadas “ciencias sociales”, que en realidad es una sola ciencia; (yo le llamo ciencia “histórico-social”), a la que no le pasa lo mismo que a la Psicología... Los científicos sociales tienen un desorden, una diversidad y todo eso, pero tienen más o menos un acuerdo general sobre lo que entienden por “lo social”. Los psicólogos no distinguimos “lo que es psicológico” de lo que no lo es... Ese es el problema. De hecho, tú pones a hablar a cuatro psicólogos a conversar sobre Psicología, y hablan de cosas distintas... Y no es un problema de dialecto, de que estemos hablando en lenguajes distintos, no. Hablamos de cosas distintas.
-¿La Psicología se “biologizó” durante algún tiempo y recientemente se ha “sociologizado”?
-Sí, y se ha “economizado”; hay modelos “economicistas” neoliberales metidos en la Psicología en la actualidad; la “Psicología Clínica” sigue diversificándose…hay mucho misticismo, lamentablemente... Incluso hay gente que está haciendo modelos, hoy en día, basados en Mindfulness (atención o conciencia plena) como Psicología... ¿Qué es eso? !!!
II
-¿En qué momento y cómo se inicia el movimiento conductista en México?
- “…Primero, junto con algunos compañeros del grupo y otros más interesados en la psicología experimental, formamos un seminario autoformativo basado en el recién traducido libro de E. Hilgard: Teorías del Aprendizaje. Fue nuestro primer contacto con la teoría del condicionamiento y con las complejas de teorías de Hull y Spence, entre otros. Segundo, me incorporé a un proyecto de investigación transcultural sobre formación de conceptos en niños, coordinado por Riley Gardner, de la Fundación Menninger en Kansas. Mi primer contacto con la investigación fue colaborando en el experimento de tesis recepcional de Serafín Mercado. Nos trasladamos por varios días a Guadalajara en 1962, y aplicamos la prueba de Clasificación de Objetos de Goldstein, modificada por Riley Gardner. Dicho estudio formaba parte de un intento de obtener evidencia experimental, a partir del concepto de control cognoscitivo desarrollado por George Klein, respecto de lo que Rapaport y otros denominaron la “esfera libre de conflicto del Yo”. Se planteaba la posibilidad de integrar la teoría psicoanalítica del Yo, los estudios sobre control cognoscitivo, y los avances recientes sobre el funcionamiento del sistema nervioso central y la teoría del aprendizaje. Participar en dicho proyecto, estimuló mi interés por la teorización psicológica y, como consecuencia, realicé mi tesis recepcional, supervisado por Riley Gardner, sobre el problema de la atención selectiva en el control cognoscitivo.” (Ribes, 2010a, p. 38)
-“…Los miembros del Grupo Xalapa, como se nos conoció, nos habíamos convertido en los psicólogos mejor informados sobre cada uno de nuestros campos de especialización. Fue el momento de consolidar dicha formación cursando posgrados en el extranjero y, en mi caso, opté por estudiar con D.E. Berlyne, en la Universidad de Toronto. Berlyne era una figura particularmente atractiva porque conjugaba el conocimiento de la teoría del aprendizaje (incluyendo a Mowrer), con una erudición sorprendente sobre la psicología soviética, la neurofisiología moderna y su interés por la conducta epistémica y la integración de las aportaciones de Piaget.” (Ribes, 2010a)
-Han pasado muchos años de esos trabajos pioneros ¿aún consideras que la Psicología no es una profesión?
-Llevo casi 40 años diciendo eso, lo que pasa es que casi nadie me hace caso. Eso lo dije por primera vez en 1980. De hecho el plan de estudios de la licenciatura (en Psicología) en Iztacala (UNAM) está formulado sobre esa base. Es decir, de que la Psicología es una disciplina… no puede ser dos cosas a la vez: O es disciplina científica o es profesión… Las dos cosas no pueden ser… ¿No pueden ser por qué? Porque persiguen objetivos distintos y se basan en criterios de conocimiento distintos. Las ciencias empíricas, -y no hablo de las ciencias formales (como la Matemática, la Lógica, la Cibernética), cuyo criterio es la demostración y están basadas sobre objetos puramente convencionales, pero no tratan con la realidad empírica… Pueden ser usados para representar la realidad empírica, pero no tratan con la realidad empírica… son “juegos” complejos, en el mejor sentido de la palabra-. Las ciencias empíricas, en cambio, tienen que ver con el mundo. Con nuestras prácticas cotidianas, como seres sociales, (donde se analiza) cómo nos relacionamos con el mundo y entre nosotros. Ese es el origen de las ciencias empíricas. Cada ciencia empírica corta un segmento, que se supone que tiene ciertas propiedades funcionales al otro. Y se van estableciendo. Pero todas tienen que ver con ese mundo de la práctica compartida. Todas surgen del lenguaje ordinario. El fundamento de las ciencias empíricas es el mundo tal como hablamos y practicamos acerca de él. No hay otro mundo.
Han surgido así, históricamente, las ciencias empíricas, que a veces se unen y a veces se separan… Ahí está la Física, la Química, la Biología (que hoy es Bioecología; ya no es el individuo sino el hábitat lo que les interesa; lo que estudia el biólogo es la evolución del hábitat y dentro de éste, las especies)… La ciencia histórica social, que están articuladas porque es la ciencia de las formaciones sociales, que también cambian… Karl Marx se encargó de demostrar, -y esa fue su gran contribución-, que las ciencias sociales están siempre entrelazadas o articuladas… A ello también contribuyó Max Weber… La Lingüística también es una ciencia empírica, que justamente trata sobre lo que nos hace humanos: el lenguaje… Y luego está la Psicología, que es la única disciplina –ese es el punto, ese es el problema de fondo-, que no tiene sustancia, no hay entidad… Los físicos te dicen: “los cuerpos” (como entidad); los químicos te hablan de las sustancias; los biólogos te pueden demostrar todo tipo de entidades vivas; los científicos sociales te pueden mostrar las distintas formaciones sociales, puedes ver las ciudades antiguas, en fin… Los únicos que no podemos señalar dónde está lo psicológico, somos los psicólogos… No hay entidad… Y es que “lo psicológico” es una relación entre entidades… Es la única ciencia que trata de relaciones funcionales entre entidades y la relación funcional de lo psicológico… ¿Cómo abordaron históricamente esto los psicólogos? Inventando “la mente”… “La mente” era la sustancia de “lo psicológico”. Era darle una entidad a “lo psicológico”… Ahora bien, cuando la gente dice: ¿Dónde están los problemas “de la mente”?... “Es difícil identificar una entidad que no tiene espacio, empíricamente”… ¡¡¡ Ah bueno, el espacio está en el cerebro !!! Entonces hay toda esa reducción… Así, todo mundo dice: “la mente es la función superior del cerebro”, seas biologicista o no lo seas… ¡¡¡ Eso es un absurdo !!! … Ahí hay entonces un serio problema de definición del objeto de estudio, y que explica la condición de la Psicología, históricamente.
Lo que hacen las ciencias empíricas es abstraerse de la práctica compartida social, del lenguaje ordinario, es decir, del sentido común. El sentido común es todo aquello que compartimos que tiene sentido. No es nada racional… La ciencia abstrae las cosas concretas (la Física no estudia pelotas particulares) y busca propiedades compartidas entre ellos; y esa abstracción, analítica, de las propiedades compartidas es lo que llamamos “el objeto de estudio de las ciencias” (como estudiar “el estado de la materia”, “los procesos metabólicos”, por ejemplo)… Abstracciones no quiere decir que sean inventos, son abstracciones… Quiere decir que te apartas de lo concreto para identificar cosas que unen a los distintos concretos, y que en la práctica ordinaria no son relevantes, no son pertinentes.
Las profesiones, en cambio, tienen que ver con la “interdisciplina”… ¿Qué es la interdisciplina? Es cuando distintos tipos de conocimientos (disciplinas científicas, tecnológicas, las prácticas ordinarias, las artesanías, las técnicas no formales, etc.), confluyen para resolver un conjunto de problemas sociales… La salud es un campo interdisciplinario; la educación es un campo interdisciplinario… el urbanismo, es otro; la ecología como conservación del medio ambiente urbano y natural, es un campo similar… La Pedagogía, por otra parte, es una forma de justificar ciertos supuestos sobre un campo interdisciplinario, que es la educación… La Pedagogía es la forma ideologizada de la interdisciplina llamada “educación”. La Pedagogía no es una ciencia… La administración es una interdisciplina… Ahí, en las interdisciplinas, lo que determina qué se hace es el campo de problemas sociales… No lo hace ninguna de las disciplinas en particular. Y cada disciplina o campo de problemas sociales interviene e intersecta una con otra, en términos de lo que puede aportar o en qué contribuir a resolver los problemas sociales.
Por lo tanto, la Psicología tiene sentido en el ámbito de la aplicación del conocimiento en el campo de distintas interdisciplinas (como en la educación, la ecología o en la salud), pero la Psicología no es una interdisciplina. No hay problemas “psicológicos”. ¡¡¡ Eso no existe !!! … Lo que llamamos “problemas psicológicos” se han inventado como problemas de la “salud mental”. Que no hay ni “salud”, ni hay “mental”, pero bueno, eso dicen… Los problemas que la gente refiere como “psicológicos” son en realidad problemas interpersonales… Son problemas entre las personas, y los problemas entre personas son problemas morales. Ahí no hay ninguna profesión que resuelva. Los únicos que pueden resolver los problemas que existen entre las personas, son las mismas que enfrentan los problemas.
III
-¿Ya no optarías por crear una nueva licenciatura en Psicología (como en los años 70´s), sino más bien propondrías un programa de formación en “Ciencias del Comportamiento”?
-De hecho, escribí un artículo en términos de análisis de los niveles técnicos del conocimiento científico, que serviría como base para la estructura de un currículo de la Psicología, a nivel de licenciatura. Implica, primero, reconocer los fenómenos psicológicos de las prácticas del lenguaje ordinario (y no me refiero a la Etnolingüística). Aquello que constituye nuestra forma de vida. Cómo hablamos acerca de las cosas, independientemente de qué lengua hablamos y de qué grupo social somos o a qué grupo social pertenecemos. (Obviamente, esto está muy influido por Ludwig Wittgenstein). Lo primero que vamos a ver es que sólo una parte de los fenómenos del lenguaje ordinario, tienen que ver con lo que llamamos “fenómenos psicológicos”. Aquellos grupos de episodios, en las prácticas del lenguaje ordinario, en las que utilizamos cierto tipo de expresiones o palabras que la gente, los filósofos de la “mente”, han denominado “conceptos mentales”: cuando hablas de “recordar”, de “pensar”, de “sentir”, cuando hablas de “imaginar”, cuando hablas de “razonar”, de “decidir”, cuando hablas de que “tienes un conflicto”, todo ese tipo de cosas… Lo que ha hecho la Filosofía de la Psicología tradicional es suponer que cuando usas esas palabras, estás reportando algo que te ocurre adentro. Que estás denotando algo que haces “adentro”, pero no estás denotando nada, estás hablando con otro. Y el fenómeno psicológico es el hablar con el otro. No estás reportando nada ni informando acerca de nada. Esa es la concepción agustiniana del lenguaje, pero el lenguaje no funciona denotativamente. El lenguaje no funciona así. Si el lenguaje fuera denotativo, no podríamos comunicarnos. Sería redundante.
Nunca estamos hablando de lo que estamos viendo. Hablamos de lo que no estamos viendo. Hablamos de lo que queremos que el otro entienda. Estamos hablando de lo que esperamos que ocurra con otro o en otro lugar. Y solo hablamos para otro. Hablamos para nosotros bajo condiciones especiales y cuando aprendemos a hacerlo. Pero normalmente siempre hablamos con alguien sobre algo. Pero el “algo” es porque hablamos con alguien. No el “alguien” porque hablamos de algo.
“El lenguaje no consiste en “fonar” sonidos relativamente articulados o en realizar gestos, acciones que compartimos con otras especies animales. El lenguaje constituye un sistema reactivo cuyas morfologías se establecen arbitrariamente por convención y, a partir de ello, permiten actuar a distancia de los objetos y acontecimientos, sin necesidad de entrar en contacto directo con ellos. Además, dichas formas de comportamiento convencional, que siempre forman parte de una práctica respecto de algo y/o alguien, pueden tener lugar en ausencia de los objetos, acontecimiento y/o personas ante los que originalmente se estableció su uso. El lenguaje, aunque surge como y constituye una práctica de los humanos, trasciende una mera dimensión de actividad. Recurriendo a la multicitada frase de Wittgenstein (1953), imaginar un lenguaje es imaginar una forma de vida. Una forma de vida no sólo representa lo que se hace, sino el sentido de lo que se hace y el sentido con que se hace, el sentido o significado que tienen las cosas, las conductas, las personas y las circunstancias. El lenguaje no es una representación simbólica del mundo, sino que el lenguaje estructura y delimita el mundo significativo como práctica compartida. Anteriormente (Ribes, 1993; 2006), he señalado que el lenguaje no es una forma de comportamiento, sino que más bien el comportamiento humano es el contenido funcional del lenguaje como forma de vida.” (Ribes, 2015)
“Los términos y expresiones psicológicas no son difíciles de identificar en el lenguaje ordinario. De hecho, dichos términos y expresiones han sido, equivocadamente, adoptados por las distintas psicologías existentes como su propio vocabulario técnico, suponiendo que hacen referencia a fenómenos que ocurren y que no pueden ser observados directamente por otro diferente al protagonista y “depositario” de dichos acontecimientos o entidades. Sentir, percibir, imaginar, pensar, razonar, ver, recordar, tener conciencia de, emocionarse, entender, y otros más forman parte del inventario de términos psicológicos, así como las expresiones que los incluyen implícita o explícitamente de las más diversas maneras: “se me ocurre que...”, “me afectó muchísimo”, “me siento triste”, “no puedo decidirme...”, y un número casi infinito de expresiones cotidianas.” (Ribes, 2010b)
Entonces a la conclusión a la que llego es que los fenómenos psicológicos son solo una pequeña porción de los fenómenos del lenguaje ordinario. Lo que llamamos comportamiento individual, no todo es comportamiento psicológico. La mayor parte es comportamiento social. Comportamiento entre individuos. Y todo aquel comportamiento entre individuos que está articulado en episodios que puedas identificar, como referencia, a uno de los dos individuos como núcleo articulador, eso es psicológico. Algunos momentos del sueño tienen carga psicológica, no todos. Lo demás es simplemente conducta biológica. Y en estado de vigilia, que es un proceso diferente, solo una pequeña porción de los episodios, son psicológicos.
“Lo psicológico” es una fenomenología empírica, para la ciencia, pero que es intermitente, discontinua. Y que siempre ocurre anclada entre dos entidades: biológica y social. Pero “lo psicológico” no se reduce a ninguna de ellas... Lo psicológico solo ocurre como “algunas”, al-gu-nas, de las relaciones que se dan entre esas dos anclas.
-¿Podrías afirmar, Emilio, que el producto de tu trabajo de investigación en Psicología, durante los últimos 40 años, ha sido fijar, delimitar o definir las coordenadas de “lo psicológico”, es decir, de lo que se denomina “científicamente” como fenómenos “psicológicos”?
-Sí. Mi principal preocupación es que si no puedes identificar (o definir) lo psicológico no puedes hacer una ciencia de ello. Ese es el problema central de la Psicología… Es de tal gravedad el problema, que los psicólogos tienen un menú psicológico “de términos a la carta”, que es amplísimo, y ahora esos términos los vuelven técnicos… o los convierten en términos operacionales o con base en el lenguaje ordinario. Pero la ciencia no opera así… Wittgenstein lo decía con mucha claridad: “La Psicología tiene métodos experimentales y confusión conceptual”. Lo que hace falta a la Psicología como ciencia, es trascender los límites del lenguaje ordinario y crear una propuesta científica, con una definición del objeto de estudio que, lógicamente, no dependa del lenguaje ordinario.
-¿Qué propones para acabar con el “eclecticismo” en la enseñanza de la Psicología?
-“Un primer paso en el desarrollo de un programa formativo de psicólogos sería hacer explícito el reconocimiento del dominio fenomenológico de la disciplina en las prácticas del lenguaje ordinario, así como lo hacen otras ciencias respecto del mundo cotidiano que se proponen examinar y entender en términos distintos a los del conocimiento práctico e informal. Este paso inicial representa, sin embargo, aceptar tres criterios como punto de partida. Primero, que los fenómenos psicológicos tienen lugar como episodios entre personas que incluyen siempre expresiones cotidianas, cuyo sentido lo da la circunstancia. Las ocurrencias de palabras aisladas con significación “mental” no constituyen reportes de ocurrencias en ámbitos diferentes y no denotan propiedades o características de dichas ocurrencias o entidades supuestas. Segundo, que los términos psicológicos solo tienen sentido, como componentes de un episodio, en la medida en que forman parte de una expresión. Por ello, el sentido del término lo da la expresión en circunstancia o contexto. De este modo, los términos psicológicos o “mentales” no tienen sentido por si solos, no significan nada o, para decirlo en otras palabras, son multívocos, es decir, tienen tantos sentidos o significados como expresiones episódicas puedan tener lugar en circunstancias diferentes. Tercero, en la medida en que las palabras por sí solas carecen de significado, expresiones ordinarias con términos distintos pueden ser funcionalmente equivalentes o semejantes, mientras que expresiones con el mismo término incluido pueden tener sentidos distintos. Por ello, los términos psicológicos per se no denotan la circunstancia o episodio en que ocurre el fenómeno, sino que ni siquiera constituyen palabras “índice” de dichas circunstancias.” (Ribes, 2010b)
El problema del “eclecticismo” en la enseñanza de la Psicología se agravó con los intentos de los psicólogos por operacionalizar los términos tomados del lenguaje ordinario... creen que al definir operacionalmente una tarea la vuelven un fenómeno objetivo... ¡¡¡ Eso es absurdo !!!
"Una teoría científica de la psicología debe partir del reconocimiento explícito de que su campo de estudio no está constituido por entidades sino por fenómenos que tienen lugar como relaciones entre entidades, en circunstancias o situaciones determinadas. Las entidades, individuos y/o objetos, se relacionan en el marco de dimensiones fisicoquímicas, ecológicas y/o culturales, y dichas relaciones ocurren influidas por factores variantes en la situación y con base en una historia particular de relaciones pertinente. La delimitación de lo psicológico como una relación, excluye automáticamente cualquier referencia a la distinción interno-externo, y obliga a reconocer, en este nivel de especificidad, a los condicionantes limítrofes de dichas relaciones, en los dominios de lo fisicoquímico, lo biológico y lo social-lingüístico. Esto último debe realizarse sin introducir las lógicas particulares de los correspondientes dominios de dichas disciplinas. De igual manera, aunque lo psicológico se identifica a partir de los fenómenos constituyentes del lenguaje ordinario, su ámbito de existencia no se restringe al ser humano. La teoría científica de la psicología debe delimitar el espacio filogenético al que se pueden aplicar sus categorías y los argumentos para hacerlo, caracterizando las propiedades que definen a lo psicológico como relación en circunstancia. Para ello es necesario distinguir a la reactividad psicológica, componente imprescindible de la relación, de la reactividad biológica. En este sentido, puede resultar paradigmática la caracterización realizada por Kantor (1924) de las reacciones psicológicas como variables, diferenciables, modificables, integrables, demorables e inhibibles. Una vez establecida la lógica categorial del sistema teórico, se requiere formular una taxonomía que, a diferencia de la de la historia natural, distinga tipos generales de fenómenos. En el caso de la psicología se tiene que distinguir entre tipos de relaciones individuo-objeto y/o entidad en circunstancia, con base en criterios que permitan identificar formas cualitativas generales de relaciones, a la vez que se analizan cuantitativamente sus procesos funcionales...” (p. 60)
… Eso implica toda una discusión sobre la historia natural (social) de los conceptos “psicológicos” y, junto con ello, de la historia de la construcción del concepto de “lo individual” … Que tiene que ver con la historia misma del concepto de Estado...
-Regreso al tema de la educación superior, Emilio ¿Qué pasó en Iztacala (UNAM)?
-Tú lo sabrás mejor que yo (risas)…(3) El proyecto sufrió muerte cerebral en 1982… Es uno de los problemas que presentan todas o casi todas las instituciones educativas… El ejército, las instituciones de salud, la iglesia, junto con la escuela son los cuatro baluartes del conservadurismo a nivel social… Aunque ésta última debería de ser una institución de cambio, es conservadora… La UNAM es una institución extremadamente grande... con una serie de camisas de fuerza impuestas, que vienen históricamente… Donde las decisiones se toman a partir de criterios no educativos, sino la mayoría de las veces a partir de criterios administrativos… o con criterios de orden político… la Universidad Nacional, como una institución del Estado mexicano, que se regula políticamente, como una institución de poder público, tiene siempre campos abiertos a la negociación. Es una característica del sistema político mexicano que no tienen otros… Por lo tanto, Iztacala (antes ENEP, hoy FES), se fundó como una circunstancia, de manera fortuita, con negociación afortunada… En realidad, no había un proyecto estructurado por parte de la UNAM cuando se dio origen a las Escuelas Nacionales, aunque algunos creían que había un proyecto modernizador, un “proyecto del imperialismo yanqui”... Pero en realidad eso fue una historia de improvisación… A Iztacala le iba a suceder lo mismo que le pasó a (la ENEP, hoy FES) Zaragoza, que es un desastre...
-Recuerdo que hace tiempo decías que, en el caso de las ENEP, “primero se construyeron los edificios y luego se crearon los programas educativos”…
-Sí. No había profesores, no había nada… Era una política de “aumentar la oferta educativa” sin tener personal académico… En ese tiempo dominaba el modelo tradicional, en la UNAM, de que los profesionales libres podrían impartir algunas clases... Era un honor para ellos trabajar por unas cuantas horas como docentes... Por lo tanto, en esa época no había plazas de profesores de tiempo completo (la única plaza de tiempo completo que había en la carrera de Psicología, en Iztacala, era la de Edgar Galindo) ... En Iztacala, al iniciar, se tuvieron que compactar horas sueltas, de los bancos generales de horas, para convertirlas en plazas de tiempo completo, definitivas... Tuvimos que contratar a pasantes de la carrera de Psicología, de la Facultad en CU (donde había por cierto una “Vecindad de Egos” pero que, académicamente, era y es muy mediocre); pero seleccionamos a los pasantes que contaban con una cierta formación, con cierto interés en la Psicología experimental, y educarlos en una nueva forma de hacer prácticas docentes... Algo diferente a la realización solo de conferencias y exámenes semestrales... Entonces iniciamos con las tutorías, seminarios, prácticas de laboratorio, en fin, con un currículo dinámico... con grupos no mayores de 30 estudiantes, cuando las aulas estaban construidas para 60 y con mesabancos fijos... A pesar de todas esas dificultades, las dos primeras generaciones de egresados de Psicología, en Iztacala, han sido los mejor preparados de la UNAM... No se dieron cuenta que se quedaron con la “joya” que, en vez de tallarla o pulirla, prácticamente la pulverizaron...
-He leído que has escrito sobre temas educativos ¿Cuál es tu visión del concepto de competencias en educación? ¿Tienes influencia chomskiana en ello?
-El primero que habló de “competencias” fue White en los años 50, no Chomsky... Y lo aplicó al análisis de conducta animal... Es un término del lenguaje ordinario... Desde 1985 hablo del concepto de competencias... Para mí, es un concepto de interfase entre la teórica básica y el campo interdisciplinario... El concepto de aprendizaje lo podemos articular con la noción de inteligencia, a través del concepto de “competencia” ... Luego lo abordo con un sentido funcional y desarrollo una clasificación de las competencias: 5 tipos generales de ellas... Después surgieron toda clase de nociones de competencias (con fuerte influencia comercial), sin un sentido, sin una definición en términos de logros (en ese sentido, pienso que es absurdo hablar de competencias como “Pensamiento Crítico”, por ejemplo)...
-Por último ¿Cuál es tu visión sobre el futuro de la Psicología científica en México?
-El futuro es negro… siguen existiendo los mismos problemas que existían en 1960 cuando yo empecé a estudiar Psicología... Hay más confusión que la que había hace 58 años... Y eso se debe a la mercantilización de la ciencia como conocimiento que se explota... hay congresos de todo en todas partes... hay mucha mediocridad tanto en México como el mundo. A la Psicología científica ya no le veo mucha salida. Es algo que se da en casi todas las ciencias. Desde 1970 no se ha dado nada teóricamente sensato ni significativo.
Fuentes consultadas:
Ribes, Emilio. (2010a). Remembranzas y reflexiones autobiográficas. Revista de Historia de la Psicología. Vol. 31(1), 31-50.
Ribes, Emilio. (2010b). Lenguaje ordinario y lenguaje técnico: un proyecto de currículo universitario para la Psicología. Revista Mexicana de Psicología, Vol. 27(1).
Ribes, Emilio. (2015). En busca de una teoría de la conducta radicalmente psicológica: Respuesta a Marino Pérez. Acta Comportamentalia. Vol. 23(1), 25-33.
Notas:
(1) “Las tres caras de Eva”, es una película estadounidense de drama y misterio de 1957, adaptada de un libro publicado por los psiquiatras Corbett H. Thigpen y Hervey M. Cleckley, quienes también ayudaron a escribir el guion. La película está dirigida por Nunnally Johnson y protagonizada por Joanne Woodward, David Wayne, Lee J. Cobb, Nancy Kulp y Alistair Cooke. (WP)
(2) Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (“DSM” por sus siglas en inglés, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders).
(3) Cabe mencionar que fui alumno de Emilio en la licenciatura en Psicología, en Iztacala, UNAM, entre 1980 y 1981.
Docentes: Convidados de piedra
Juan Carlos Miranda Arroyo
El convidado de piedra es quien, en una reunión, no interviene en ella y pasa desapercibido o es ignorado por los anfitriones. http://www.blogolengua.com/
En estos momentos, en contextos difíciles de pandemia por Covid (tercera ola, julio 2021), y con la incertidumbre acerca del regreso, o no, a clases presenciales o híbridas, existen también preocupaciones que tienen que ver con la participación del magisterio en la toma de decisiones y en la construcción horizontal de una agenda educativa nacional.
Una vez más es conveniente reconocer que, aunque parezca una frase de lugar común, el maestro y la maestra son los actores claves y centrales de los procesos educativos, pero que no han sido revalorizados o revalorados.
¿Cuál es el canal o los canales adecuados, efectivos y directos para que la voz de las y los profesores sean escuchados por los gobernantes en México? ¿De qué manera las políticas públicas educativas incorporan las necesidades del magisterio que trabaja, día a día, en las escuelas y aulas? ¿Cuáles son los medios para escuchar a las y los directivos escolares, y demás figuras profesionales que forman parte del sistema educativo nacional?
Es cierto que el Poder Legislativo, específicamente la Cámara de Diputados, define los criterios, montos y proporciones de la distribución del gasto público federal. Pienso específicamente en el rubro del gasto educativo. Sin embargo, es conveniente que éste órgano esencial del Estado mexicano también tome en cuenta la voz y el peso social de las y los docentes, de manera directa. ¿Cómo lograr eso? ¿A través de la movilización social o con ésta y con la incorporación de las voces y votos magisteriales en las instituciones del Estado responsables de la educación?
Hace algunos años existió el Consejo Nacional Técnico de la Educación (CONALTE), que estaba presidido por el o la titular del ramo educativo, es decir, de la SEP. También existían los Consejos Estatales Técnicos de la Educación, que estaban integrados, paradójicamente, por docentes de larga experiencia en la labor educativa, pero que no necesariamente eran especialistas, técnicos o estudiosos de los procesos educativos.
Desde 2019, el Estado mexicano creó, o más bien reformuló (al reconvertir o reconfigurar al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE), un organismo público no sectorizado y sin autonomía constitucional, que es la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MejorEdu), que tiene un papel y una actuación importante en la definición de las políticas públicas del sector. (1)
La estructura cupular en la toma de decisiones educativas
El Capítulo II, Título Segundo, de la Ley Reglamentaria del Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Mejora Continua de la Educación, que se refiere a la “integración y facultades del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación”, en sus Artículos 7, 8 y 9, señala:
Art. 7. “El Sistema contará con un Comité consultivo y deliberativo, cuya función será: I. Coadyuvar en las acciones del Sistema, a fin de contribuir a la mejora continua del Sistema Educativo Nacional de manera integral; II. Intercambiar información del Sistema Educativo Nacional y promover la vinculación interinstitucional sobre experiencias relativas, provenientes de los estudios, investigaciones especializadas y evaluaciones diagnósticas, formativas e integrales que contribuyan a la mejora continua de la educación, y III. Conocer y opinar sobre las propuestas que la Comisión emita en materia de mejora continua de la educación.
“Art. 8. Los integrantes del Comité acordarán los lineamientos que regirán su funcionamiento, así como las actividades específicas de colaboración encaminadas a lograr los principios del Sistema.
Los convidados: Las maestras y los maestros están fuera del tablero político
“Art. 9. El Comité estará integrado por: I. La persona titular de la Secretaría de Educación Pública, quien lo presidirá; II. La Junta, cuya persona que la presida coordinará las actividades del Sistema; III. Las personas titulares de las subsecretarías que formen parte de la Secretaría; IV. La persona titular de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros; V. Las Presidencias de las Comisiones de Educación del H. Congreso de la Unión; VI. Un representante de las instituciones de formación inicial docente; VII. Un representante del Consejo Técnico, diferente a la persona que presida la Junta, y VIII. Un representante del Consejo Ciudadano. La presidencia del Comité, invitará de manera permanente a representantes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de la Secretaría de la Función Pública y del Instituto Nacional de las Mujeres a las sesiones, de igual forma podrá invitar a representantes de instituciones públicas, de organismos públicos autónomos, así como a docentes, especialistas, y demás actores sociales involucrados en el proceso educativo que puedan contribuir al logro de los fines del Sistema, que asistirán con voz, pero sin voto.” (2) (Negritas e itálicas de J.C.M.A.)
Pues aunque se tenga voz, pero si no se cuenta con voto efectivo y directo, las y los protagonistas de los procesos sustantivos de la educación, es decir, las maestras y los maestros, están fuera del tablero político; fuera de las decisiones centrales en materia de educación.
Una sencilla propuesta
Es necesario crear un organismo público, asegurar un voto calificado o diseñar una instancia que reúna las voces del magisterio y reconozca, efectivamente, su peso político y social específicos; que contribuya a la definición de los criterios principales o esenciales de las políticas públicas educativas nacionales (PPE), a partir de las demandas sociales y las necesidades profesionales de las y los profesores, y que trabaje conjuntamente con las instancias públicas de que dispone el Estado mexicano, responsables de asegurar el derecho a la educación.
¿La próxima legislatura federal (Cámara de Diputados) podría tomar en cuenta este tipo de propuestas y lanzar una iniciativa para que la voz y el voto de las y los profesores sean considerados en la confección de las políticas públicas educativas nacionales y estatales?
Más allá de los sindicatos magisteriales; de las y los miembros distinguidos de la sociedad civil; de las y los académicos y especialistas de las universidades e instituciones de educación superior (formadoras o no de profesionales de la educación); de las cúpulas empresariales; de los organismo internacionales y demás actores políticos que influyen en el trazado de las PPE, es importante abrir espacios de colaboración e incorporar la voz de quienes llevan a cabo las tareas sustantivas de la educación básica: Las y los maestros de base.
Lo que hoy se observa es, sin embargo, que no existen esos espacios requeridos para que las y los docentes se expresen; y si existen, éstos se encuentran mediados, filtrados o negados sutilmente para que no se hagan sentir las necesidades y los problemas que enfrenta cotidianamente el magisterio nacional.
El maestro y la maestra no son “nuevos actores” en los sistemas, instituciones del Estado ni en los procesos que permiten asegurar el pleno derecho a la educación, son los actores claves y centrales, indispensables, de los procesos educativos.
Fuentes consultadas:
(1) Decreto por el que se expide la Ley Reglamentaria del Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Mejora Continua de la Educación. Diario Oficial de la Federación el 30 de septiembre de 2019. “Art. 24. La Comisión se constituye como un organismo público descentralizado, no sectorizado, con autonomía técnica, operativa, presupuestaria, de decisión y de gestión, con personalidad jurídica y patrimonio propio”.
(2) Misma Ley. Según el Capítulo II, “Del gobierno, organización y funcionamiento de la MejorEdu, establece en su Art. 29: “La Comisión está integrada por: I. La Junta Directiva; II. El Consejo Técnico de Educación, y III. El Consejo Ciudadano. Para el desempeño de sus labores se auxiliará, en los términos previstos en esta Ley, de una Secretaría Ejecutiva y las áreas administrativas...”
@jcma23
Rutinas escolares, autoritarismo y post pandemia
Juan Carlos Miranda Arroyo
El fantasma del autoritarismo, el control y la rigidez escolares recorren los contextos sociales de la post pandemia.
Tarde o temprano, la escuela (pública y privada), en su formato presencial, regresará a sus actividades habituales, pero no será en las mismas condiciones ni se construirán las mismas historias, previas a la pandemia de Covid-19.
Los protocolos de higiene y sanidad en los recintos educativos se pondrán en práctica, sin duda y si bien nos va. Pero las rutinas escolares, a las que estábamos acostumbrados, no serán las mismas.
Aparte de las carencias de agua e infraestructura que padecen miles de escuelas en nuestro país, en la mayoría de ellas existe el riesgo de un giro hacia el autoritarismo, el control excesivo y la rigidez en los procedimientos e interacciones sociales en nombre de la higiene y la seguridad.
En aquellas escuelas, por ejemplo, de educación preescolar (Jardines de Niños), donde los familiares (no solamente mamá o papá) entraban al plantel a recoger a sus niñas o niños directamente a sus salones, el procedimiento cambiará. Entrará en acción el filtro social correspondiente, con justificación de higiene. Debido a ello, es probable que los adultos se queden fuera de la escuela, porque el protocolo así lo marcará. O ingresarán condicionados.
De ahora en adelante, solamente entrarán al plantel los docentes, directivos escolares, personal de apoyo y estudiantes. En consecuencia, según los protocolos de actuación en higiene y seguridad escolares, las personas ajenas a la escuela se quedarán fuera por esas razones o ingresarán después de superar los filtros sanitarios.
Si bien antes algunas escuelas, por decisión de las y los directivos escolares o docentes, eran celosas de permitir el acceso a los adultos a las instalaciones, ahora, en época de post pandemia, las prohibiciones de entrada se recrudecerán.
Además, donde existan los recursos económicos suficientes, se exigirá a las familias: cubre bocas, mascarillas especiales, alcohol en gel, guantes quirúrgicos, jabón líquido y demás artículos de higiene. En una de esas, hasta comprobante de vacunación o resultados de laboratorio. ¿Qué sucederá donde no haya estos recursos? ¿Las autoridades educativas cumplirán con sus responsabilidades en estos rubros? ¿O dejarán nuevamente que la escuela (como comunidad educativa que es) se las arregle sola? ¿Las y los docentes, junto con las familias, subsidiarán estos recursos y estas medidas extraordinarias una vez más?
En las escuelas primarias y secundarias, también, las rutinas escolares cotidianas, los tiempos y los movimientos se verán alterados. En un primer momento, el regreso a clases presenciales estará organizado de manera “voluntaria”, escalonada y por grupos pequeños, y ello conducirá, inevitablemente, a la creación y adaptación de nuevas reglas de operación y relaciones sociales escolares: La entrada, la salida, los recreos, actividades de educación física y ceremonias cívicas, entre otras, se llevarán a cabo con medidas de control extremas.
Si revisamos la “normalidad mínima de operación escolar” (SEP), cuya versión más reciente fue publicada en noviembre de 2018, podremos verificar que los lineamientos previos a la pandemia estaban orientados al cumplimiento de ciertas directrices elementales, que hoy serán casi imposibles de cumplir (1).
Como puede apreciarse, las rutinas previas de la escuela “en formato presencial” se verán modificadas por los nuevos códigos de actuación y las renovadas pautas de relación que se establecerán como producto de la crisis sanitaria, pero otro tanto también dependerá de las condiciones que ha impuesto la crisis económica.
Los riesgos del retorno al autoritarismo
De manera cotidiana, y como si salieran de un resorte inconsciente, los botones del autoritarismo, el orden y el control escolares saldrán a la superficie. Como bien lo apuntan Trilla y Puig en su descripción sobre El aula como espacio educativo (2): “El aula se ha convertido en el espacio funcional para la transmisión vertical colectiva (de uno a muchos) y uniforme (los muchos deben aprender y hacer todos básicamente lo mismo). Pero, a la vez, en otro sentido, el aula deberá facilitar el trabajo individual (las interacciones horizontales estarán generalmente prohibidas y dificultadas por la propia distribución).”
Al igual que sucede con el “celo” de los directivos escolares y uno que otro maestro o maestra, por el hecho de no permitir el acceso a los familiares a la escuela, en esa misma línea de prohibición y autoritarismo se prevé una vuelta más a las tuercas del control y el orden irracional (¿o intencional?) en los recintos educativos. Me pregunto si habrá retrocesos en las dinámicas que tomarán, de ahora en adelante, las interacciones sociales de la vida escolar cotidiana.
Recordemos que, en contextos de educación mediada por las tecnología (clases “en línea”), los excesos autoritarios se pusieron en práctica, un día sí y el otro también, sobre todo cuando las y los directivos (no todos) dieron indicaciones a docentes para que pidieran a sus alumnos evidencias de su presencia en clase (en algunos casos, incluso, se reportaron solicitudes de portar el uniforme oficial de la escuela, frente a la pantalla).
Otro tipo de excesos se han dado en la educación superior, en época de pandemia, cuando las y los docentes (no todos) exigían a sus estudiantes que prendieran la pantalla (a veces como indicación desde “arriba” en la jerarquía institucional), para verificar que las y los estudiantes estuvieran activos en la sesión. Así fue como se inauguró el “control de grupo” tecnológico.
Ello, sin importar las condiciones en que se encontraban las y los estudiantes al momento de “conectarse” a las videosesiones. (Tengo alumnas y alumnos de la UPN que, dadas las condiciones económicas generadas por la pandemia, que se vieron obligados a trabajar justamente durante las horas en que estaban programadas sus clases o asesorías a distancia).
Detrás de las exigencias de verificación de la conexión, o no, a clases virtuales, está presente una actitud institucional de desconfianza, autoritarismo y violación de la individualidad. A algunas autoridades educativas se les olvida que es más importante el desarrollo de las actividades académicas y educativas, que el control sobre la “presencialidad virtual o no virtual”, con todo lo que ello significa.
Coincido, al respecto, con los señalado por Trilla y Puig: “El aula tradicional está organizada y distribuida en un espacio diáfano, panóptico, porque “El ejercicio de la disciplina –explica el autor de Vigilar y castigar– supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada; un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de rechazo, los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican” (Foucault, 1978).”
El fantasma del autoritarismo, el control y la rigidez escolares recorren los contextos sociales de la post pandemia. ¿De qué herramientas y conceptos clave disponen las y los docentes para evitar esos escenarios que llevan hacia la discriminación y la exclusión de las y los otros? ¿Cómo lograr ser, como docentes y directivos escolares, no sólo reactivos sino propositivos ante este horizonte lleno de riesgos de autoritarismo escolar?
Quizá, algunas de las respuestas se puedan encontrar en una formación docente orientada hacia la lectura crítica de las propias prácticas docentes y directivas. Y probablemente se pudiera hallar una pista, quizá, en la apertura hacia otros horizontes teóricos y prácticos de intervención pedagógica, que contemplen la posibilidad del diálogo, la concertación y la gestión democráticas en las relaciones escolares.
Fuentes consultadas:
(1) Ver DOF del 30 de noviembre de 2018: Normalidad Mínima de Operación Escolar: Conjunto de rasgos básicos indispensables que deben cumplirse en cada escuela para el buen desempeño de la tarea docente y el logro de aprendizajes del alumnado que, una vez garantizadas, permitirán el desarrollo de acciones de segundo orden que enriquezcan el proceso educativo. La caracterizan los siguientes rasgos: 1. Todas las escuelas brindan el servicio educativo los días establecidos en el Calendario Escolar. 2. Todos los grupos disponen de personal docente la totalidad de los días del ciclo escolar. 3. Todo el personal docente inicia puntualmente sus actividades. 4. Todo el alumnado asiste puntualmente a todas las clases. 5. Todos los materiales para el estudio están a disposición de cada uno de los estudiantes y se usan sistemáticamente. 6. Todo el tiempo escolar se ocupa fundamentalmente en actividades de aprendizaje. 7. Las actividades que propone el docente logran que todo el alumnado participe en el trabajo de la clase. 8. Todo el alumnado consolida, acorde a su ritmo de aprendizaje, su dominio de la lectura, la escritura y el razonamiento lógico matemático de acuerdo con su grado educativo.
(2) Jaume Trilla y Josep M. Puig (2003) El aula como espacio educativo. Cuadernos de Pedagogía, N.º 325.
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1968, el mayo francés y la Educación, hoy
Juan Carlos Miranda Arroyo
Con la firma de David Dusster, el sitio en internet del diario La Vanguardia publicó, en diciembre de 2020, un texto que lleva por título: “El mayo de 1968 en diez claves” (1), en el cual presenta una síntesis de la revuelta social escenificada en la capital parisina, que este mes cumple 53 años. Se trata de hechos, ideas, debates, movilizaciones y resistencias de hace más de medio siglo, y que hoy en día se mantienen vigentes.
Dusster describe a la revuelta estudiantil y de trabajadores en mayo de 1968, así: “El 3 de mayo los estudiantes de la Universidad de Nanterre, que acababa de ser clausurada, se trasladaron a la Sorbona (una protesta contra la guerra del Vietnam fue el detonante. La detención de un universitario espoleó la revuelta. Empezaron las reivindicaciones y las ocupaciones del centro docente). La policía intervino. Hubo 600 detenidos. Se levantaron barricadas. Dos semanas después había diez millones de obreros que secundaban la huelga general convocada por los sindicatos en una paralización sin precedentes en la Francia de las postguerras. La República francesa temblaba. No funcionaban los trenes, ni las fábricas, ni los aeropuertos. Prácticamente ningún coche circulaba en París. La televisión y la radio públicas secundaban la huelga. Hasta el Festival de Cannes de cine se interrumpió. Pese a que la calma regresó en junio, nada volvería a ser igual.”
Hace tres años, el 23 de mayo de 2018, escribí lo siguiente en este generoso espacio a propósito de la conmemoración de estas fechas: Me pregunto, después de 50 años de revueltas callejeras, de consignas ingeniosas e irreverentes, de construcciones y “deconstrucciones”, (como diría Jacques Derrida); de rupturas y quiebres protagonizados por estudiantes y trabajadores: ¿Qué hemos aprendido, como sociedad, durante estas cinco décadas de lucha, resistencias y generación de conciencias críticas desde los espacios educativos? ¿Cómo se han transformado las relaciones políticas, económicas, sociales y culturales durante este lapso? ¿Cuál es el estado de cuenta o cómo se encuentra la factura del “autoritarismo” ejercido por los gobiernos y padecido por las y los gobernados? ¿Qué avances se han logrado en materia de educación cívica y ética al paso de este tiempo y el transcurrir de esas historias? ¿Cómo se han “normalizado” o “institucionalizado” los movimientos sociales durante estas cinco décadas? ¿Los estudiantes de educación media y superior, hoy, están de “Vuelta a la normalidad” en México y en el mundo?
Así, entre 1967 y 1968 (las movilizaciones más potentes se llevaron a cabo en mayo de este último año), los estudiantes de las escuelas superiores francesas (Nanterre, Nantes y la Sorbona), registraron protestas en las calles de París contra los actos de represión de las autoridades, contra el “estado de cosas” y para cambiar las “rigideces del poder”.
Fueron movimientos sociales de raíz antiautoritaria, en un inicio, que marcaron la pauta, no de manera lineal, a otras expresiones sociales durante ese mismo año en diferentes ciudades del mundo. Expresiones vivas de una sociedad que mostraba sus contradicciones y decadencia debido a los usos y abusos del poder político; así como a los usos y conflictos del poder que se producían en diversos ámbitos de la vida pública, no solamente en las relaciones interpersonales. Así, el poder cuestionado, por sus autoritarismos, no pudo contener ni controlar la fuerza rebelde y contestataria de las y los estudiantes, y trabajadores urbanos, tanto en escuelas como en fábricas e instituciones del Estado.
“El ensayo general revolucionario más influyente y menos exitoso ocurrió en Francia, y sobre todo en París, entre mayo y junio de 1968. Una revuelta que no perseguía llegar al poder sino cambiar a la sociedad, un movimiento para reivindicar más libertades en la esfera privada que cuestionó la esfera pública. Nadie lo intuyó, nadie pudo detenerlo.”, señala Dusster.
Joaquín Estefanía, citado por Dusster, en su libro Revoluciones. Cincuenta años de rebeldía, afirma sobre el 68 francés lo siguiente: “Mayo del 68 acuñó muchas causas diferentes como el ecologismo, la libertad sexual, la educación igualitaria o el feminismo; y todas fueron impulsadas como nunca antes. El mayo francés transformó ideas y valores morales, no cambió el poder ni el sistema. Fue una eclosión de libertades y causas. Los derechos civiles, el antinuclearismo, la revolución sexual, el antibelicismo tuvieron cobijo bajo un paraguas que reclamaba una nueva moral y una nueva sexualidad.”
Dusster escribió: “El espíritu de Mayo del 68 servía contra todas las discriminaciones. El historiador Pascal Ory lo describe en el semanario L’Express como el acontecimiento que hizo que se pasara de una izquierda generalista a unos izquierdismos especializados.”
¿Qué podemos recuperar de las lecciones del mayo francés y de los movimientos estudiantiles más allá de las reivindicaciones antiautoritarias? ¿Cuáles son las fibras ideológicas y programáticas que en política hoy tienen vigencia? ¿Cómo se reciclan, hoy, estos movimientos sociales? ¿Las consignas irreverentes, subversivas y de resistencia ante los abusos del poder siguen presentes? ¿De qué manera se han alimentado los movimientos sociales, reivindicatorios e independientes de los partidos políticos en México, a partir de las enseñanzas de los movimientos estudiantiles de 1968 y de las revueltas que les sucedieron?
Son algunas de las preguntas que me planteo y que sugiero echar a andar o reanudar, en estos tiempos de pandemia y post pandemia, cuando las demandas sociales por una educación pública podrían dirigirse hacia el cambio (equidad, derecho a la educación, inclusión, gratuidad, respeto a los derechos humanos y al entorno natural, diversidad, enfoque de género, no a la criminalización del aborto, acceso a la justicia sin impunidad, etc.); y cuando dichas demandas se convierten en ejes posibles para la discusión pública, con sentido crítico, durante esta tercera década del siglo XXI.
Fuente consultada:
(1) David Dusster, “El mayo de 1968 en diez claves”. Diario La Vanguardia, diciembre de 2020.
https://www.lavanguardia.com/internacional/20180506/443237104279/mayo-68-francia-revolucion.html
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Observaciones críticas
SEP y Organismos Estatales, sin credibilidad
Juan Carlos Miranda Arroyo
El rumbo que toma, hoy, la “Reforma Educativa” de la “4T” es de un grave retroceso.
Durante los años 2020 y 2021, la Secretaría de Educación Pública (SEP) del gobierno federal, y los organismos descentralizados que administran la educación básica en las entidades federativas, pierden día a día credibilidad y confianza con las profesoras y los profesores de educación básica y media superior, sobre todo con aquellas y aquellos que tienen experiencia en el sistema educativo público como docentes, asesores técnicos o directores escolares, y que han sido injustamente “rechazados” en sus intentos por promoverse tanto en forma horizontal como vertical.
Las figuras educativas esenciales de la estructura escolar pública, no han sido aceptadas o han sido “boicoteadas” para evitar que concursen por una plaza de ascenso o promoción, o para obtener incentivos económicos, debido a inconsistencias de procedimiento, creadas –al parecer intencionalmente-, por la propia burocracia educativa.
Los casos más frecuentes tienen que ver una serie de contradicciones generadas a partir de las interpretaciones que se hacen en torno al famoso “perfil profesional”. Con ese falaz argumento han quedado fuera docentes, directivos escolares y asesores técnicos con experiencia, quienes han realizado estudios de licenciatura o maestría en instituciones distintas a las Escuelas Normales (básicas). Tales son los casos de egresad@s de la Universidad Pedagógica Nacional; de diferentes Universidades Públicas que forman a profesionales de la educación, así como a quienes han cumplido con programas de estudios profesionales o de posgrado en escuelas normales o universidades privadas. ¿De qué se trata esta política de discriminación y exclusiones profesionales? ¿Cuáles serán los costos que se producirán en el mediano y largo plazos, en términos de desplome académico y educativo de la escuela pública?
Maestras y maestros que cuentan con más de 15 o 20 años de experiencia docente o directiva en la escuela pública y que se han preparado académicamente (a través de estudios de licenciatura y posgrado en educación), han quedado al margen de los concursos porque la normatividad de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), no les ha permitido continuar en el proceso por detalles de forma o procedimiento, pero no por carecer de preparación de tipo académica.
¿Tiene lógica de miras profesionales altas esa línea de políticas públicas educativas de exclusión? Evidentemente, no. Más bien, esto es injusto y contradictorio, porque lo más importante es que se les permita concursar, en igualdad de condiciones, y dejar que demuestren sus capacidades académicas y profesionales, así como dar a conocer su experiencia pedagógico-didáctica y de gestión en el aula y los centros educativos.
¿O es intencional, por parte de la SEP, que se pongan en práctica este tipo de políticas inflexibles y de puertas cerradas? ¿Lo que buscan las autoridades educativas, federales y estatales, es contratar o promover sólo a quienes cuentan con estudios de normal básica, sin que hayan tenido el compromiso de prepararse más allá de esa formación elemental?
Reitero lo que he planteado desde hace unos meses en este mismo espacio: Por lo que veo, todo parece indicar que, con estas políticas educativas y administrativas de exclusión, lo que se busca es “premiar al mínimo esfuerzo” académico y las más cortas trayectorias o experiencias profesionales.
De continuar este tipo de políticas públicas educativas en los esquemas oficiales de promoción (horizontal y vertical), así como en la admisión al servicio público docente, lo que veremos en unos años es la generalización de bajos perfiles académicos, educativos y profesionales en la estructura y funcionamiento de la educación básica y media superior. ¿Eso es lo que buscan tanto las autoridades educativas, federales y estatales, como la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)?
Si esto es así, a todas luces estamos frente a un lamentable desacierto institucional. O ante una equivocada orientación de las políticas públicas en este sector clave de la vida nacional: la educación.
Con este cuadro de hechos, el rumbo que toma, hoy, la “Reforma Educativa” de la “4T” es de un grave retroceso, puesto que se cierran las puertas y las oportunidades para aquell@s trabajador@s de la educación que han participado en los diferentes esquemas de “nivelación”, “actualización” o “profesionalización”, que la propia SEP puso en marcha durante las décadas pasadas en el país, tanto para educación preescolar como para primaria y secundaria, entre otros niveles y modalidades educativos.
Dada la gravedad de la situación, he consultado a algunas y algunos colegas que tienen experiencia sindical, a quienes les he manifestado mi preocupación por el lamentable tono que han tomado estos procesos. Al respecto, me indican que, si hubiera voluntad política y administrativa, por parte de las autoridades educativas federales (SEP), ya se habría publicado una “adenda” o una indicación normativa complementaria, en el sentido de que son tan válidos los títulos o grados otorgados por las instituciones de educación superior (públicas y privadas), que otorgan grados académicos en educación, distintas a las Escuelas Normales, como lo son los de ofrecen éstas.
Está sobre la mesa la posibilidad de que las políticas públicas para la promoción de docentes y directivos, del sistema educativo nacional, camine por un rumbo de mayor flexibilidad, además de más diverso y de alto nivel profesional, sin bajar la guardia en el rigor académico.
Es tiempo y oportunidad para recuperar (más allá de la coyuntura electoral), la credibilidad, la legitimidad y la confianza en nuestras instituciones educativas nacionales y estatales. De lo contrario, tendríamos un desplome de las estructuras más firmes del sistema educativo, así como de los deseos de una eventual transformación de la educación pública, desde la lógica de la “4T”, y con ello la caída de la, de por sí endeble, “Nueva Escuela Mexicana”.
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